sábado, 24 de mayo de 2014

Metido en otros bretes


Cachitos de contadas experiencias 

Mayo de 2014. Noche de jueves, húmeda y otoñal. Mientras mecho, bajitos, aquellos temas de música italiana de los ´60 y las milongas sureñas del Pampa José Larralde, despunto el viejo metejón de escribir, para compartir con mis amigos, el gusto de diseñar y construir piezas y objetos que tengan que ver con mi pasión por los palomos buchones de trabajo, y que, además, sean utilitarios, tanto en su aspecto estético como funcional. Por lo menos para mí.
En todos los casos, comienzo a garabatear sobre la primera hoja de papel que descubro al alcance de la mano, como lo solía hacer de chico, con el flamante papel de almacén en que mi vieja se traía las compras del día... 

Ahora, utilizando la tecnología, continúo con los planos de construcción, para finalizar con los dibujos digitales para poderlos visualizar. Las capturas digitales, o fotos, como más les guste, me confirman los hechos.

Desde el año 2001, cuando recomencé esta pasión por la colombicultura, - después de treinta y cuatro años sin palomas , a los casi 52 años, cuando la Argentina pasaba otro momento por demás crítico, y van… empecé a construir el palomar en mi casa de Olivos. Era la última semana de diciembre y de otro gobierno desastroso que se fue volando. 
Fin de mes caluroso. Irritantemente caluroso.
Justamente esa tarde, para sacudirme los pensamientos nocivos, comencé a escarbar las zanjas para cimentar un sueño.

Esquema del primer y segundo palomar y los bretes, aparte,  para volar cuatro palomos
Volver a tener un palomar 

Lo venía pergeñando hacía casi un año. Todo, comenzó tiempo atrás con sueños recurrentes. Soñaba con el palomar de mi infancia y mi primer buchona azul, el overo de Pelusa, el Chocolate de Ramos, el Negro del Gallego y, por supuesto, el Canela

Después de concluir el día de trabajo, en mi estudio de diseño gráfico, solía mirar en el monitor, las fotos que me enviaba un nuevo amigo, Juan Espinoza Martínez desde Jaén, hacía algo más de un mes. Las imágenes eran las de sus buchones jiennenses, artísticamente recortados en el cielo andaluz, o posando expectantes sobre los tejados pretéritos de Jaén.

Fotos de Jaén. Palomos de Juan Espinoza y vista desde su palomar. Bellísima imagen

El brete por cuatro

Cuando seleccioné los primeros pichones y los quise empezar a volar, diseñé y construí cuatro bretes en línea. Los hice de madera, material que siempre me gustó para los habitáculos de mis palomas. Los hice con listones de pino, machimbre y las puertas -con sus piqueras-, de madera recuperada de un elástico de cama. Todo pintado con barniz marino. El techo de chapa galvanizada.

Los aficionados sabemos que cuando empezamos a criar, a seleccionar y a observar que los nuevos ejemplares no desmerecen a sus padres, incluso, algunos hasta los superan, los espacios empiezan a faltar debido a que nos los quedamos para disfrutarlos. 

Construcción del brete de cuatro. Vistas. El Quilla y el Bati Jr. de pichón en el brete con
sus plataformas desmontables.

Bosquejo del primer palomar y el nuevo que le adosé.

Isologo del Club

En el 2008, diseñamos el iso-logo del club, que no se terminó de organizar por diferentes circunstancias. Pero llegamos a estampar en ese momento, en mi taller de serigrafía – otra actividad que realizo ­– sobre buzos y remeras para los compañeros del club… y también una tabla decorada para una "mesa matera palomera".
Isologo del Club del Buchón Argentino de Trabajo. Implementado en buzos y remeras.
Lo utilicé para graficar la tabla para la mesa matera palomera.


En los finales de 2013, mi amigo Leo, comprometido aficionado a los palomos de trabajo, rediseñó, con buen criterio, su nuevo palomar. En esta etapa me encargó el diseño y construcción de bretes con trampas para sus ejemplares. Artículo del blog Metido en un brete, de enero de 2014.
Brete para dos palomos. Plataforma con red al medio. Los palomos se vuelan uno por vez.

Embarrarme hasta las manos

Se dio por este tiempo, en el que mi hija Sole asiste a cursos de cerámica, y viéndola trabajar, se me ocurrió hacer bebederos, tomando como base el diseño de los antiguos bebederos de terracota. Los esmaltamos, para hacerlos más fáciles de limpiar y a mi entender, más bonitos. Descubrí el placer de trabajar con el barro cerámico y de paso, el gusto de agasajar a mis ejemplares y realzar, de algún modo, su habitáculo.

Manos a la obra. Obra terminada. Bebederos para nuestros buchones.

Mi Ex-libris palomero

Gran orgullo es para mí que Anteo Scordamaglia, artista plástico y grabador, gran amigo, haya intervenido con su arte en el diseño de mi Ex-libris Palomero, realizado en madera. La idea es implementarlo en sucesivos objetos o elementos que tengan que ver con la afición.
Estampa de mi Ex-libris, realizado por mi amigo
artista plástico, Anteo Scordamaglia.
Mi último brete y por ocho

Ahora, mayo 2014, me metí en otro brete. El Octobrete, como lo llamo. Me quedé sin lugar para volar los nuevos pichones y en consiguiente, estoy reemplazando los bretes horizontales por éste. También realizado en madera. Listones de pino, machimbre en la parte exterior con puertas con piquera de fenólico de 15mm., todo barnizado. Pisos, techo y bandejas de chapa galvanizada con rejilla de alambre inoxidable. Así me quedó.


Octobrete. Dibijo digital, terminado y detalles.
Qué inexplicable locura es esta afición que nos mete siempre en un nuevo brete. Por eso les comparto mis cachitos de contadas experiencias, que de alguna manera, reflejan al chico que fuimos alguna vez, persiguiendo sueños y proyectos que nacen en un simple garabato, toman altura y regresan en forma de palomas…










sábado, 25 de enero de 2014

Mi Ex-libris

Ex-libris  Buchones de Trabajo El Sacco

Desde hace algún tiempo que disfruto de amables y provechosas charlas en el Estudio de mi amigo Anteo, sobre la vida, lecturas, serigrafía, dibujo, pintura y grabado. Charlas privilegiadas que se convirtieron, para mí, en momentos muy apreciados. 
Anteo Scordamaglia trabajando en su taller.
Anteo, empresario de la industria gráfica, es además, un exquisito artista plástico. Pintor, dibujante y apasionado por la xilografía – grabado sobre madera- sobre la cual va dejando su impronta para plasmar luego en sus estampas, mono y policromas.

En una de esas visitas a su taller, Anteo preparaba un trabajo sobre el Ex–libris para una exposición en Suiza a la cual había sido invitado a participar y me contó de qué se trataba. Un Ex–libris, - me dijo-  es una marca de propiedad que generalmente consiste en un dibujo, etiqueta o sello que se aplica en el reverso de la cubierta o tapa de un libro, y que contiene el nombre del dueño del ejemplar.

Me quedé reflexionando en esa explicación sobre el Ex-libris. Porqué? Porque pensando en escribir mi blog sobre la afición a los palomos buchones de trabajo, necesitaba diseñar justamente, una marca, un isologo para usar en el mismo blog donde quiero contar sobre mi línea de palomos. Además, como estoy diseñando y produciendo elementos varios que tienen que ver con esta bella afición y que iré publicando por este medio, lo haré bajo el paraguas de esta marca, mi Ex-libris.
Grabado en madera del palomo con recuadro
Cuando le pedí a Anteo si me hacía el grabado del Ex–libris para estampar en xilografía, asintió de buen agrado. Nos sentamos, y café de por medio junto a las ricas porciones de la torta que nos preparó, como siempre,  Elsa, su mujer, nos pusimos a elaborar los bocetos.

Por qué se lo pedí a Anteo? Porque con la pasión que yo le pongo a la cría y vuelo de estos palomos, buscando siempre mejorarlos, quería que mi marca, de alguna manera tuviera la misma impronta, en lo gestual y estético, en la fuerza que trasunta la imagen, y en la calidez que posee un trabajo artesanal de un exquisito artista del grabado.
Original monocromo Ex-libris

 Este es el resultado, mi Ex–libris Buchones de Trabajo El Sacco, el cual va a figurar de ahora en más, en todos los elementos que me refieran en la afición, y como agradecimiento a mi gran amigo Anteo por su pasión por el arte y por brindarme su generosa amistad.

 

 

Anteo Scordamaglia - Wikipedia, la enciclopedia libre